La crisis actualiza un debate anterior al comunalismo inglés del siglo XVII que recuperaba tierras baldías de la nobleza bajo el lema de omnia sunt communia: todo es de todos. Müntzer lanzó esta consigna a comienzos del siglo XVI siguiendo una de las dos «almas enemigas» que corroen a las religiones precapitalistas como «medios de integración y protesta»[1]: la que guardaba la memoria herida de la propiedad comunal, mientras que las iglesias protestantes y el catolicismo seguían el «alma» de la propiedad privada que se imponía sobre la comunal conforme se afianzaban los Estados tributarios. leer más »